Conseguí olvidarme de todo. Y ni yo misma supe hasta que
punto lo había conseguido. Hasta, que de pronto, mi cerebro volvió a
reaccionar.
Me di cuenta de que me había dejado de lado, a mí, a mis
ideas, a mis principios. Quise olvidar y lo conseguí. La sensación de no pensar
en absolutamente nada.
Y ahora miro alrededor y siento confusión, es como si girase
y girase, en torno a mi; sin poder tomar el control, sin poder parar.
Las noches, los sucesos, las caras, las risas, la rapidez,
las calles que nunca terminan, esas aceras. Los lunes al sol, que en verdad
eran martes. Los vinos, las cervezas; el veneno, las risas de nuevo. Nombres,
miradas, segundos, horas, el tiempo pasa rápido, a veces lento…
De aquí para allá, voy, vengo; fui, vine…
Llevo varios días extraña. La cabeza ha vuelto a sus
rutinarios “no dejar de pensar”. Exactamente hará casi dos o tres semanas que
ha vuelto. Algo dentro de mí, ha dicho que parase un poco, que volviese a lo
que era, sin dejar de lado lo que soy. Algo me avisa. Yo misma.
Quizás necesite pensar de nuevo, quizás algo se me ha
escapado en el camino y he de darme cuenta…
Quizás me volverás a hacer daño, es un riesgo que he asumido
correr, del cual no me siento nada orgullosa, pero es que hay en cosas, que no
aprendo.
Conozco ese daño, esas falsas promesas, ese jurar en falso,
esa irrealidad.
Vives un mundo ficticio, te lo digo, y te niegas a verlo; es
más sencillo decir que vemos el mundo de modos distintos, y tal vez sea cierto,
quién sabe.
Yo no quiero creerme más mentiras, me harté. Ya no me
afectan esas cosas, hace tiempo que me dan igual, que me das igual.
¿Comprendes?
Lo interpretarás a tu manera, o tal vez, sea más certero
decir “lo interpretaréis”.
El plural, porque sé , de buena tinta, de una persona que
lee mi blog cuando realmente no me puede ni ver, aunque supongo que ese es el
encanto de hacer un blog público; la gracia… esa chispa que acaba por avivar en
mi una sonrisa. Una sonrisa que dice “como es este mundo, ¡qué cosas!”
Al tema, que a mi eso me da igual, pero me parecía
curioso/gracioso comentarlo.
Puede que esta noche me quede a darle vueltas a la cabeza, a
pensar un poco en todo, a investigar que es “ese algo” que se me ha escapado…
buscar esa pieza del puzle. Espero tener suerte, que este estado de
tranquilidad, va a acabar por ¡volverme loca!
Aunque… también cabe la posibilidad que de aquí a unas horas
esté arreglándome para engañarme una vez más e inundarme de sonrisas… ¡a saber!
Todo es cuestión de cómo le dé a mi cabecita por estar, a mi cuerpo por
sentirse y a mi mente por pensar… o no pensar.
Creo que ahora iré a despejar un poco esta cabecita bajo la
ducha. Siempre me ayuda a aclarar las ideas, como si de un efecto placebo se
tratase. Mi cuerpo se calma y mi mente acaba por pensar en positivo.
Y a luz de las velas me despido, hasta la próxima.