sábado, 4 de mayo de 2013

Pensamientos...

Cuando los pensamientos empiezan a navegar por tu mente, ya sea con una canción, un recuerdo, un sentimiento... no queda otra que empezar a soltar la mierda. Y así lo hago yo, escribiendo.
Canciones que transmiten, canciones que te llenan, canciones que te hacen sentir identificadx (que al fin y al cabo es lo que la hace más especial, lo que hace que te haga pensar.... u olvidar.)

Soy como un mar de dudas que siempre está en calma, hasta que rebienta. Todo viene y va, pasean mil pensamientos por mi mente, unos que dice mucho y otros que no ni siquiera son nada...

Cada noche, cada persona, cada beso, cada palabra, cada momento... superficialidad. Aferrada a ese mundo de falsos sentimientos por mera supervivencia; acostumbrada a reírme del mundo, a padecer en silencio y a seguir en la rueda. Girando y girando, aprendiendo, mejorando, cayendo...
Sentimientos que no todo el mundo puede comprender, que ni tan siquiera yo misma comprendía hasta día de hoy. Pero que una vez que vives, es fuerte, es intenso, te destruye y te eleva. Un continuo tira y afloja, entre la vida y la muerte (a modo metáfora, obviamente.)

Pensar si eres tu la culpable, tu cabeza o si en realidad algo no va bien. En cuanto te sales un poco de esa rutina, afloran las dudas, las ralladas, incluso a veces, te sentirás mal contigx mismx, sin tan siquiera saber por qué. Es una espiral que mata pero a la vez no puedes vivir sin ella.

Quizás sea más fácil vivir de momentos y sensaciones, que arriesgarse a sentir y poder perderlo todo, y volver a poner tirita tras tirita... porque... las heridas se acumulan, pues no cierran...
Herida tras herida te vas haciendo más y más fuerte, y puede que incluso más fríx. El problema viene cuando alguien puede llegar a tocar esas heridas y de nuevo vuelves a empezar, te debates entre dejarte llevar o tener los pies en la tierra...

No se trata de hacer daño gratuito, se trata de aparecer y desaparecer, de quedarte en la magia de esos instantes y darte de bruces con la realidad cuando asoman los primeros rayos de luz que a su vez anuncian que ya es hora de marchar a casa y poder sacar tu máscara. Es curioso, que pensé nunca comprender esto y a su vez no me arrepiento, pues de todo se aprende, y nos guste o no (y no por ello diga que deba ser así), el dolor, pasarlo mal, es un factor importante a la hora de enseñarnos, porque es o casi, del que más se aprende. El dolor, es relativo.
Buscar abrazos, falsos abrazos, puede que alguno sincero, buscar labios, besar, sentir, hacer sentir, y al llegar de tu retirada seguir sintiendo la soledad. Anhelar lo que desprecias, las lágrimas afloran; ¿cómo se puede llegar a sentir esa indecisión? Cómo anhelar lo que odias...
Querer ser libre por encima de todo, querer que nadie tenga nada que decirte... y sin embargo esas frías mañanas de domingo (no necesariamente tiene que ser domingo pueden ser casi todas), desear enormemente que alguien te tenga entre sus brazos y seque tus lágrimas, desear que sea real, que no te hagan daño y que te acepte tal y como eres. Horas y horas deseándolo con fervor, sigues sola, sigues llorando. Al día siguiente, otra capa más de cemento, otra sonrisa irónica, de nuevo el pensamiento de querer reírse del mundo, y te ríes de ti misma por haber anhelado. Y así sucesivamente, la historia que nunca termina...
Es por esto por lo que a veces pienso que puede que el problema lo tenga yo a la hora de todos mis sentimientos encontrados, contradictorios... Puede que se me grabase a sangre y fuego el dolor y la locura, puede que el efecto Placebo se haya convertido en mi gran amante. Quién sabe.
Como siempre digo, la mente humana es todo un mundo... un mundo desconocido incluso para nosotros mismxs para con nuestrxs pensamientos... y actos.
No creo que sea cuestión de no saber lo que quieres, si no que ¿quién no se sintió perdidx alguna vez?
Es como todo, unxs estamos en una cara de la moneda, y otrxs en la otra. Diferentes formas de ver el mundo, o puede que en algunas cuestiones, similares, pero nunca comprenderemos si no vivimos ambas caras, ambos mundos.
A veces cuando dejo que mi mente divague, sin restricciones, cuando la dejo volar por encima del mundo; llego a asustarme, incluso a tener que parar, a tener que poner límites, autolimitarme. Mis propios pensamientos me matarían, entraría en un constante estado de ansiedad, necesito "desfogarme", necesito... mis momentos "destroyer", porque si no, un día saldrá todo de golpe y me dejará in situ. Así es, por muy a locura o exageración que pueda parecer... pero como ya dije... cada mente un mundo...

Cuando pienso que nadie me comprende, entonces me digo "si ni siquiera yo misma logro comprenderme a veces..." Pero eso es lo bonito de la vida, vivir, experimentar, dejarse en el camino lo que sobra y llevarse en el corazón todos los momentos hermosos, mágicos, únicos. Puede que sea demasiado ilusa, incluso soñadora, pero no quiero dejar de ser así. Si, al menos para algo me ha valido tanto pensar, para quererme un poquito más mi misma, a pesar de odiarme muchas otras tantas veces. Sé que yo misma me complico, sé que lo que tenga que ser será, y que la actitud hacía la vida, siempre la tuve clara, siempre la pensé así, que venga lo que tenga que venir... pero como siempre, el miedo, se convierte en nuestro peor aliado... y hace que nos perdamos aún más en el imperfecto mundo de nuestros adentros.

Supongo que se basa en no dejar de soñar, en no dejar de sentir, en no dejar que te importe lo que el mundo diga y ser tu y no dejar de serlo nunca. Sonreír, llorar si es necesario y querer, no dejar de querer. Porque al fin y al cabo, superficial o no... el amor es lo que nos mueve y a la vez... nos evade.