miércoles, 9 de octubre de 2013

De idas y venidas

Hay momentos en que lo das todo, sonríes, no dejas de sonreír, vas, vienes, vuelves. Te dejas llevar, te caes, te levantas, te hundes...
Necesitas unos instantes de calma, y vuelta a empezar.

Me he perdido por los más oscuros rincones de mi alma, he besado el suelo mil y una veces, he llorado y también reído. Me he desesperado y he anhelado.
Antes no sabía qué pensar, me sentía perdida (e incluso a veces, a día de hoy, aún siento que se me escapa el tiempo, que me pierdo), poco a poco comienzo a comprender; a darme cuenta de que lo que llevo dentro, no se puede apagar, no debo, no deben, no puedo permitir que sea así.
Por un momento he vuelto a sentir esa horrible sensación de ahogo, de impotencia, de desesperación, de rabia...
Necesito "caer", necesito esa parte de mi, necesito poder seguir eligiendo cuando mis momentos Destroyer petan a la puerta y persisten para que les dé rienda suelta.
No me puedo "enjaular", no me puedo poner "normas", no debo, me matan, me ahogan, me saturan... me destruyen.

No es bueno ni malo, estoy harta de esos "juzgares"; la mente humana es todo un mundo, y hay quienes tenemos el nuestro, quienes tienen el impuesto y quienes no tienen absolutamente nada...
Preciada locura que recorre mi alma, sin ella, no podría sobrevivir.

Si, necesito oscuridad, tanta luz me ciega, me mata. Necesito mi oscuridad dentro de mi luz, mis dualidades, mis elecciones, mis perdiciones.

Cada rincón del alma, alma destroyer, alma inquieta, alma perdida, alma que pide fortaleza a su bizarra manera.

Odio la sensación de que el tiempo se escapa, de que pasa rápido, porque es real, el tiempo se va, cada momento que nos roban del presente, nos lo han robado para siempre. Una y otra vez, retumba últimamente esa frase en mi cabeza; me recorre el alma, y me entran escalofríos.
A veces no sé ni que digo, otras solo rompo a llorar y otras... trato de no pensar y me convierto en una especie de ser inerte, inexistente, fuera de mi, una especie de "no ser". Y muero.

Soy difícil de comprender, soy alocada, una pequeña bala perdida, una ilusa, a veces inmadura, borde, insoportable y otras, no soy.
A veces odio al mundo, otras me odio a mi. Tonterías, solo que a veces, pierdo la cabeza y mis pensamientos se esparcen, se entremezclan y llega un punto que ya no sé ni qué siento, ni qué pienso. Caos.

Hay momentos en que necesito romper con todo, vomitarle al mundo toda mi mierda que a la vez, es toda su mierda; toda su jodida mierda.
No quiero ser como ellxs, no quiero ser normal, no quiero estar cuerda, no quiero sus razonamientos, ni sus imposiciones; no quiero su saber estar ni sus putos protocolos. Quiero seguir volando libre, quiero romper todas sus putas cadenas, sus putas jaulas; quiero seguir con mi locura, con mi destrucción, necesito poder respirar, porque siento que me ahogo, y eso, me mata.

Sigo escribiendo, tal vez ese pensamiento/deseo de hace años, se haya convertido en demasiada realidad de un tiempo a aquí; y hay momentos en los que ni siquiera me doy cuenta de ello, hasta que aparece por mi mente. Estoy dentro, dentro de esos libros, de esas historias que me hacían soñar, inventar, pensarme en realidades distintas a la mía, a la que era mi realidad. Un día me harté de tanto soñar con vidas inventadas, y decidí vivir, vivirlas. Decidí ser lo que quería ser, ser quien quería ser y dejarme de tanto cerrar los ojos e inventar realidades. Tengo tanto miedo a que eso me vuelva a suceder... no quiero volver a inventar, quiero seguir viviendo, quiero seguir decidiendo; que nadie me apague el alma.

No quiero mirar la vida pasar, quiero vivirla, a mi manera, para bien o para mal; al fin y al cabo, bien y mal, acaban por ser conceptos abstractos que según para quién son esto o lo otro.

Vamos a mirar las estrellas, vamos a comernos el mundo, vamos a vomitar sobre el, vamos a sonreír, cada día, vamos a decidir, vamos a volar, si, a nuestra manera; a mi manera, quiero volar.